domingo, 30 de noviembre de 2008

Poéticas


ODISEICA (casi hegeliana)

ULISES
posando verbalmente en un momento de duda

Yo, Ulises, que paseo a solas
por las playas feacias, me pregunto:
“¿Para qué sirve Ulises?”.

Ulises sirve para contar historias
a Nausícaa, que muy agradecida
le vistió ricamente, porque llegó desnudo.
Ulises es antiguo:
vive en un mundo ingenuo que confunde
saberes con lenguaje, realidades
con signos. Sólo así se explica
que los demás le crean, y le cambien
las palabras por cosas. Sin embargo,
él es más astuto, él es el único
que pudo atravesar indemne
los cantos de sirenas
(pues no son de verdad: así de fácil).
Pero ahora Ulises, mercader de cuentos
que acaba de venderlos todos
(no ya por una ropa: es una ropa
de semidiós, es el prestigio),
ahora se pregunta: “¿Adónde?”.
Tras Ítaca (esa excusa tan larga y diferida),
¿qué queda para Ulises?

Ulises al final llevará un remo
al centro de la tierra para seguir contando
donde no lo conozcan,
donde haya Nausícaas que aún confundan
un viejo caminante con un héroe de Troya,
un remo con el mar (por ignorancia
o por juego: claro que no es lo mismo, pero
tendrá que dar igual).
Son cosas que Penélope no entiende.

Yo, Ulises, que tiendo mi mirada
por los lomos equinos de las olas
(mientras finjo que ignoro si piso arena, oro,
agujas, alquitranes o condones),
me digo: “Oh, Ulises, vivir
no es necesario. Sólo es necesario
fabular”.



Ana Mourier. Libro de los Pájaros, Col. de Pliegos de Poesía “Siete Mares” (Cádiz, Diputación), 2006, nº 2

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